Atapuerca: un mensaje del pasado.
Hasta hace poco, todo lo que había pasado en la evolución
humana parecía haber sucedido en África. El análisis de ADN de hace 400.000
años muestra que la idea no es cierta.
Científicos trabajando en la Sima de los Huesos. Científicos trabajando en la Sima de los Huesos Javier
Trueba MADRID SCIENTIFIC FILMS
No todo ocurrió en África, después de todo. Durante décadas,
cada vez que un estudioso de la evolución humana se ha visto en dificultades
para explicar algo, ha remitido el problema al continente madre y santas
pascuas. Nuestro ancestro el Homo erectus salió de África hace dos millones de
años, pero la percepción común es que alguien o algo le había prohibido
evolucionar fuera de allí. Si en Europa había neandertales, por ejemplo, sería
porque habían evolucionado en África y salido de allí después. En la evolución
humana, todo valía siempre que hubiera ocurrido en África. Era absurdo, y
Atapuerca nos muestra hoy que también era falso, como puedes leer en Materia.
Un incisivo, una muela, una escápula y un trozo de fémur.
Poca cosa si todo el mundo los ha tocado con sus manazas, pero una máquina del
tiempo capaz de viajar 400.000 años atrás cuando los paleontólogos, además de
remangarse, se ponen unos guantes y obtienen sus muestras en las condiciones
óptimas para recuperar el ADN antiguo que esos fósiles puedan conservar. Es lo
que han hecho Juan Luis Arsuaga y el resto del equipo de la excavación de la
sima de los huesos. Eso, y colaborar con los mejores especialistas en ADN
antiguo: Svante Pääbo y sus discípulos del Instituto Max Planck de Antropología
Evolutiva, en Leipzig.
Hace ya 20 años que el equipo de Atapuerca describió a los
homínidos (homininos, técnicamente) de la Sima de los Huesos, en Atapuerca,
como preneandertales: una gente que no era exactamente como los neandertales
que vivirían en Europa cientos de miles de años después, pero que mostraba
signos de estar evolucionando hacia ellos. La idea era delicada en la época,
puesto que apuntaba a un episodio de la evolución humana que no había ocurrido
en África. Y hace tres años se acabó de complicar definitivamente con la
lectura de su ADN mitocondrial: no era afín al de los neandertales, sino al de
otra especie arcaica distinta, los misteriosos denisovanos que vivieron hace
50.000 años en Siberia. Las cosas no parecían encajar.
Pero la lectura de parte del genoma nuclear (la gran mayoría
del genoma) de los antiguos burgaleses ha aclarado la cuestión esta semana. El
hombre de Atapuerca era un preneandertal, después de todo, tal y como
denunciaba su morfología. Y sigue siendo, por tanto, muy probable que los
neandertales evolucionaran en Europa, y no en África. La afinidad denisovana de
su ADN mitocondrial no era un error, sin embargo: los científicos la han
confirmado en las nuevas muestras, y por tanto es ahora más enigmática que
nunca. Si los preneandertales tenían mitocondrias denisovanas, ¿de dónde
sacaron los neandertales sus mitocondrias neandertales?
No me lo digan: ¡De África!
Fuente: El País
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