Hacer pasar un tractor desbrozador con cadenas de metal por una roca
granítica con un petroglifo prehistórico no implica necesariamente
arruinarlo, según la Consellería de Cultura, que sostiene que “es falso”
que la chapuza afectase al diseño grabado sobre una roca del Parque
Arqueolóxico de Arte Rupestre de Campo Lameiro (Pontevedra), gestionado
tras adjudicación a dedo por una empresa del hijo del alcalde, del PP.
El director del parque, José Manuel Rey, hizo una inspección
“meticulosa” de la zona, señala la consellería en un comunicado, y
observó “la existencia de una afección puntual en la parte alta de la
roca” consistente en “la alteración de la pátina superficial así como el
desprendimiento de tres pequeños clastos y cuatro líneas rayadas”. La
Xunta sostiene que el grabado, también dañado, está en la parte baja de
la roca y que los desperfectos en esa sección ya constaban en 2008,
cuando una empresa los documentó. La parte superior contenía igualmente
un motivo artístico, no obstante, una circunferencia con una hendidura
en el centro, denominado cazoleta, que se puede apreciar en una de las
imágenes de la fotogalería que acompaña a este texto.
La consellería reconoce ahora que se incumplió el protocolo de
limpieza, que prescribe talar a mano el entorno de los petroglifos. La
víspera de la publicación, la respuesta a preguntas concretas sobre los
daños, también por escrito, fue la siguiente: “Los desbroces de
mantenimiento se realizan manual o mecánicamente dependiendo de las
áreas. Todos los petroglifos están correctamente situados y las zonas
que se pueden mecanizar están delimitadas para evitar afecciones a los
grabados”. Ante el “accidente”, el director del parque, José Manuel Rey,
propone “mejorar la comunicación entre los distintos agentes que
intervienen en estos trabajos ambientales”. No constan sanciones a la
concesionaria, que según la Xunta cumplió su cometido “sin ningún tipo
de incidencia”.
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