Zona con huevos de dinosaurio antes y después del ataque. / Jordi Galindo / Àngel
El antropólogo Salvador Moyà compara el caso con los bárbaros ataques del Estado Islámico para destruir las estatuas milenarias
del museo de Mosul y de las antiguas ciudades asirias de Nimrod y
Nínive, en Irak. En los últimos días, uno o varios vándalos han asaltado
el mejor yacimiento de huevos de dinosaurio de Europa, en Coll de Nargó
(Lleida), y han arrasado todos sus fósiles, de unos 69 millones de
años.
“No han robado nada, lo han destrozado todo con una maza y no se han
llevado nada. Es un crimen, una pérdida irrecuperable”, lamenta Moyà,
director del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP),
responsable de la excavación del yacimiento. El investigador recalca que
ha sido una destrucción premeditada, no surgida al calor de un botellón
en esa zona aislada. “No hemos encontrado nada, ni latas ni botellas”,
afirma.
El yacimiento de Coll de Nargó se sitúa al oeste de este pueblo de
600 habitantes del Pirineo de Lleida. En su terreno se han hallado miles
de huevos de varias especies de dinosaurios del Cretácico Superior
emparentadas con los diplodocus. La zona destruida, llamada el Mirador
del Cretáceo, estaba convertida en museo al aire libre y abierta al
público. Albergaba una veintena de huevos, hoy arrasados. El 19 de marzo
estaba previsto inaugurar una nueva exposición.
Recreación artística de los dinosaurios de Coll de Nargó. / J.A.PEÑAS/SINC
No es el primer suceso extraño que ocurre en Coll de Nargó. El 30 de
mayo de 2013, el propietario de la finca en la que se encuentra el
yacimiento, Josep Maria M. N., sustrajo en el mismo punto un esqueleto
fósil de una cría de un animal vertebrado, posiblemente un dinosaurio de
unos 70 millones de años. El bloque de piedra, de 80 kilogramos, fue devuelto
un mes más tarde partido en tres trozos, y el responsable fue cazado y
juzgado. En enero de este año, una juez de Lleida limitó el castigo a una multa de 90 euros.
El acusado alegó que no pretendía robar el fósil, sino denunciar
supuestas irregularidades en la excavación del lugar, negadas por los
investigadores.
El nuevo ataque fue descubierto ayer durante "una visita rutinaria"
por Àngel Galobart, investigador del ICP. “Me quedé como los huevos, de
piedra”, recuerda. “Se trata de una destrucción minuciosa, alguien fue
huevo por huevo reduciéndolos a polvo. No se puede recuperar nada”,
denuncia. “No tenemos ningún indicio de que esta destrucción esté
relacionada con el expolio de hace dos años”, asegura. La investigación,
iniciada tras una denuncia puesta hoy por el departamento de Cultura de
la Generalitat de Cataluña, está en manos de los Mossos d'Esquadra.
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