jueves, 12 de marzo de 2015

Arrasado en Lleida el mejor yacimiento de huevos de dinosaurio

 Zona con huevos de dinosaurio antes y después del ataque. / Jordi Galindo / Àngel 

El antropólogo Salvador Moyà compara el caso con los bárbaros ataques del Estado Islámico para destruir las estatuas milenarias del museo de Mosul y de las antiguas ciudades asirias de Nimrod y Nínive, en Irak. En los últimos días, uno o varios vándalos han asaltado el mejor yacimiento de huevos de dinosaurio de Europa, en Coll de Nargó (Lleida), y han arrasado todos sus fósiles, de unos 69 millones de años.
“No han robado nada, lo han destrozado todo con una maza y no se han llevado nada. Es un crimen, una pérdida irrecuperable”, lamenta Moyà, director del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP), responsable de la excavación del yacimiento. El investigador recalca que ha sido una destrucción premeditada, no surgida al calor de un botellón en esa zona aislada. “No hemos encontrado nada, ni latas ni botellas”, afirma.
El yacimiento de Coll de Nargó se sitúa al oeste de este pueblo de 600 habitantes del Pirineo de Lleida. En su terreno se han hallado miles de huevos de varias especies de dinosaurios del Cretácico Superior emparentadas con los diplodocus. La zona destruida, llamada el Mirador del Cretáceo, estaba convertida en museo al aire libre y abierta al público. Albergaba una veintena de huevos, hoy arrasados. El 19 de marzo estaba previsto inaugurar una nueva exposición.


 Recreación artística de los dinosaurios de Coll de Nargó. / J.A.PEÑAS/SINC

No es el primer suceso extraño que ocurre en Coll de Nargó. El 30 de mayo de 2013, el propietario de la finca en la que se encuentra el yacimiento, Josep Maria M. N., sustrajo en el mismo punto un esqueleto fósil de una cría de un animal vertebrado, posiblemente un dinosaurio de unos 70 millones de años. El bloque de piedra, de 80 kilogramos, fue devuelto un mes más tarde partido en tres trozos, y el responsable fue cazado y juzgado. En enero de este año, una juez de Lleida limitó el castigo a una multa de 90 euros. El acusado alegó que no pretendía robar el fósil, sino denunciar supuestas irregularidades en la excavación del lugar, negadas por los investigadores.
El nuevo ataque fue descubierto ayer durante "una visita rutinaria" por Àngel Galobart, investigador del ICP. “Me quedé como los huevos, de piedra”, recuerda. “Se trata de una destrucción minuciosa, alguien fue huevo por huevo reduciéndolos a polvo. No se puede recuperar nada”, denuncia. “No tenemos ningún indicio de que esta destrucción esté relacionada con el expolio de hace dos años”, asegura. La investigación, iniciada tras una denuncia puesta hoy por el departamento de Cultura de la Generalitat de Cataluña, está en manos de los Mossos d'Esquadra.



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