Bisontes en la sala de polícromos de la cueva de Altamira, en Cantabria.
Altamira, patrimonio de la Humanidad de la Unesco,
se juega su futuro en las próximas semanas. Después de un año de
visitas experimentales, el patronato de uno de los yacimientos
arqueológicos más importantes del mundo, situado en Cantabria (norte de
España), debe decidir en breve si se abre definitivamente al público. En
este momento crucial, el Departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense
ha enviado una carta a la Unesco extremadamente crítica con la gestión
de la cueva, en la que asegura que “que el nuevo Programa del Ministerio
de Cultura de España, un plan que incluye la apertura de la cueva a los
visitantes, plantea cuestiones importantes de la conservación y pone en
peligro un legado frágil de suma importancia para la comprensión de la
sociedad paleolítica”. La misiva, firmada por 17 profesores, ha recibido
el apoyo del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que agrupa casi 70 investigadores.
"España tiene la obligación de estudiar
científicamente la cueva para difundir los conocimientos adquiridos en
este tipo de estudios y para preservar este patrimonio para las
generaciones futuras", prosigue la carta, disponible en Internet en la web del Departamento.
"Las acciones emprendidas por el Ministerio de Cultura de España
representan una clara amenaza a esta conservación. Creemos que la UNESCO
y otros organismos internacionales comprometidos con la preservación
del patrimonio cultural deben tomar nota de los peligros que las
decisiones políticas suponen para la conservación de Altamira".
Los argumentos de los prehistoriadores
se basan en que, pese a los peligros potenciales que representa la
presencia de visitantes en la cueva, el Ministerio ha hecho todo lo
posible para que sea posible su reapertura,
en contra de lo que ocurre en Francia, el país que junto a España
alberga los máximos ejemplos del arte rupestre paleolítico. Allí las
cuevas de Lascaux y Chauvet
se encuentran cerradas al turismo. En el caso de la segunda, donde
transcurre el documental La cueva de los sueños olvidados, nunca ha
estado abierta al público y en el mes de abril está previsto que se
inaugure una gigantesca réplica. Lascaux tiene réplica desde 1983.
"Abrir la cueva con vistas al turismo es un peligro", explica Jesús
Álvarez Sanchís, director del Departamento de Prehistoria de la
Universidad Complutense.
La cueva de Altamira permanecía
totalmente cerrada al público desde 2002. Varios equipos del CSIC,
coordinados por dos de los máximos expertos mundiales en arte parietal,
Sergio Sánchez-Moral y Cesáreo Saiz-Jiménez, realizaron un estudio de la
cueva entre 1996 y 2012, en algunos casos con visitas experimentales.
Sus resultados se publicaron primero en la revista Science en 2011 y
posteriormente en un informe entregado al Ministerio de Cultura y eran
contundentes: "Cualquier umbral de riesgo se ha superado" afirmaba sobre
la presencia humana en la cueva. Según este trabajo, el mayor peligro
eran microorganismos fotótrofos, que se alimentan de la luz.
Sin embargo, en 2012 el Ministerio de Cultura encargó un segundo informe
para elaborar un plan integral para la conservación de la cueva,
dirigido por el francés Gaël de Guichen. La elaboración de este plan
incluía visitas por sorteo: en total durante un año han entrado 250
personas, en grupos de cinco más un guía, que han permanecido cada uno
37 minutos en el interior de la cueva. Las visitas terminaron a finales
de febrero y ahora el patronato de Altamira debe decidir en su próxima
reunión, que todavía no tiene fecha aunque estaba prevista para marzo o,
como muy tarde, abril, si continúan de manera indefinida. La mayoría de
los expertos creen que la decisión será reabrir la cueva, de manera muy
controlada, ya que el resultado de este segundo estudio
interdisciplinar fue que los procesos de deterioro del yacimiento son
naturales y que no se han visto agudizados por las visitas. El director
de Altamira desde 1991, José Antonio Lasheras
ha preferido no hacer declaraciones sobre la carta. En una entrevista
con este diario en octubre, señaló: “La gestión del patrimonio tiene por
misión ordenar su conservación y uso adecuados, y puede que lo
considerado antes adecuado no lo sea ahora, y al revés. Propuse cerrar
la cueva en 2002 y asumo el actual régimen de vista pública. Desde que
se creó el Museo de Altamira, los cierres han sido temporales y las
aperturas al público supeditadas al control del estado de conservación”.
En numerosas declaraciones públicas, se ha mostrado partidario de abrir
la cueva.
Teresa Chapa, catedrática de
Prehistoria de la Complutense y una de las firmantes del documento,
explica: "La tendencia en el tema de las cuevas decoradas es cerrarlas e
invertir dinero en réplicas y, sin embargo, en Altamira, se opta por la
opción contraria". Según esta experta, el documento enviado a la Unesco
"refleja la preocupación entre los expertos". La mayoría de los
estudiosos internacionales del arte parietal son partidarios de mantener
cerradas las cuevas, sobre todo después de los problemas que, tras años
de aperturas sin control, padecieron Lascaux y Altamira. "Estamos en
total desacuerdo con que la cueva vaya a volver a abrirse", señala por
su parte Jesús Álvarez Sanchís. "El segundo estudio solo se puede
entender en un contexto político, que busca una explotación turística,
incluso propagandística de la cueva. Intentar abrir representa una falta
total de sensibilidad hacia un lugar que es de toda la humanidad, no es
ni de Cantabria, ni de España. la posible reapertura no responde a
intereses científicos, ni patrimoniales, sino políticos".
La carta de los prehistoriadores
mantiene que "puesto que ni la evidencia científica ni el número de
visitantes previstos apoyan la apertura de la cueva, sólo queda
reconocer que es la presión política y las posiciones electoralistas las
motivaciones que subyacen a las acciones adoptadas por el Ministerio de
Cultura de España". El Ministerio, que tampoco ha querido pronunciarse
sobre el contenido de la misiva, ha rechazado siempre que la posible
apertura de la cueva se deba a presiones políticas y defendió ante la
Unesco, que pidió información sobre el plan experimental de visitas, que
el plan integral de conservación ofrece un diagnóstico preciso de todo
lo que ocurre en la cueva.
El Departamento de Prehistoria de la
Complutense se encuentra entre los más importantes de España. El
Instituto de Historia del CSIC cuenta con 67 investigadores de plantilla
y edita varias revistas científicas, entre las que se cuenta Trabajos de Prehistoria,
que es la principal publicación científica sobre prehistoria en lengua
española. La Junta del Instituto (el órgano de gobierno, formado por la
dirección y los jefes de todos los departamentos) acordó por unanimidad
en su sesión de 9 de enero de 2015 enviar a UNESCO la adhesión del
instituto a la carta de la Complutense.
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