El caimán gigante Purussaurus brasiliensis vivió en lo que
hoy es Brasil -y también, probablemente, en Bolivia- hace unos 8
millones de años. Aunque los fósiles brasileños se encontraron y
estudiaron ya en el siglo XIX, no se habían analizado todavía con
suficiente detalle y su consideración como un cocodrilo gigante se
fundamentaba en estimaciones poco contrastadas. Ahora, un equipo de
paleontólogos brasileños acaba de caracterizar varios aspectos
anatómicos y paleobiológicos de esta fiera de las marismas de la zona
septentrional de América del Sur.
El tamaño y el peso de los cocodrilos suponen un importante factor
para comprender su papel en los ecosistemas y, especialmente, para
conocer sus hábitos alimenticios. Por ello, los investigadores dedicaron
sus esfuerzos a determinar estos datos con la mayor precisión posible.
En primer lugar, abordaron la longitud total de un animal adulto,
utilizando como referencia las proporciones de una especie actual con la
que Purussaurus estuviera emparentado. La especie elegida fue Caiman latirostris y el fósil utilizado para tal cálculo fue un cráneo casi completo, de 1,4 m de longitud, de Purussaurus. Los diversos análisis realizados a partir de estos materiales dieron como resultado que el ejemplar de Purussaurus brasiliensis mediría 12,5 m de longitud y que su masa corporal casi alcanzaría las ocho toneladas y media (8.424 kg).
Reconstrucción del cráneo y de la mandíbula de Purussaurus brasiliensis. Escala: 50 cm. / Aureliano y coautores-PLoS ONE.
Más aún, esta disección matemática llevada a cabo a partir de los
fósiles también ha establecido que un individuo de ese tamaño consumiría
diariamente una masa de alimentos estimada entre 21,6 kg y 59,5 kg
(necesitando entre 142 y 390 días para consumir la cantidad equivalente a
su propia masa), que sería atrapado por unas fauces capaces de generar
una fuerza de casi 7 toneladas en cada mordisco (69.039,2 N).
Purussaurus brasiliensis habría conseguido su propio espacio
ecológico mediante el gran crecimiento de su cuerpo y la
especialización de su cráneo, que le permitirían incluir a un rango más
amplio de presas en su dieta. A semejanza de lo que sucede con los
caimanes actuales, a medida que se desarrollasen los individuos de Purussaurus podrían ingerir presas mayores. Así, el tamaño y la fuerza del mordisco de un Purussaurus brasiliensis adulto harían posible la captura de presas de hasta 1 tonelada de masa corporal.
Todos los datos propuestos tras el reciente estudio de este caimán gigante indican que Purussaurus brasiliensis
fue un formidable depredador, imbatible por cualquier otro carnívoro
que pudiera convivir en su mismo ecosistema. Sin embargo ¿qué relación
puede tener con los dinosaurios, que solo son parientes lejanos y de los
que está separado en el tiempo por cerca de 60 millones de años? Pues
que los dinosaurios se convierten casi obligatoriamente en la referencia
de buena parte de los datos del mundo paleontológico de los
vertebrados. Así, al currículum de esta fiera hay que añadir que los
autores indican que la fortaleza de su mordisco, en comparación con la
de Tyrannosaurus rex, lo convierte en uno de los más potentes tetrápodos conocidos a la hora de morder.
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