viernes, 13 de marzo de 2015

La odisea de una especie: Los primeros pobladores de la Península Ibérica (II)

En esta nueva entrega se presenta la segunda parte de un artículo anterior. En la primera parte expuse el planteamiento inicial y las principales problemáticas a las que se enfrenta la comunidad científica a la hora de tratar el tema de los primeros pobladores de la Península Ibérica. Expuse tres problemáticas principales, a saber: la problemática cronológica, la de las rutas de emigración y la de identificación de las especies.
Como ya adelanté en la anterior parte, en esta nueva entrega pretendo seguir analizando este fenómeno de los primeros pobladores con ejemplos de yacimientos de nuestra península que nos otorgan información para encontrar respuesta a las principales preguntas de esta problemática. Así que realizaremos juntos un viaje por el tiempo y el espacio para ver cómo distintos yacimientos peninsulares fueron aportando información sobre las huellas de nuestros primerísimos ancestros. Algunos de los yacimientos que vamos a tratar se quedaron en el camino a la hora de intentar resolver nuestras dudas; otros, sin embargo, nos han aportado información muy valiosa con la que ir resolviendo este intrincado puzzle que es la Historia de los primeros homíninos que pisaron este rincón del planeta.

 Tipo de industria denominada “cantos tallados”, o Modo 1 Olduvayense, en la que se basaban las primeras propuestas de poblamiento arcaico en el Pleistoceno Inferior en la Península Ibérica.

Antes de comenzar nuestro viaje conviene recordar algunos conceptos cronológicos previos. Nos movemos en unas cronologías muy antiguas, de 1,4 Ma B.P. a 780.000 B.P. Esta época se encuadra dentro de lo que conocemos como Pleistoceno Inferior, que va desde 2,5 Ma B.P. a 780.000 B.P. El Pleistoceno Inferior es la primera etapa del Pleistoceno, que llega hasta 12.000 B.P. aprox., y junto con el Holoceno, que es la época posterior, forman el Período Cuaternario. Aclarado esto, y sin más dilación, vamos a dar comienzo a nuestro viaje por el registro arqueológico peninsular, que como comenté ya en la entrega anterior, debido a la gran cantidad de tiempo pasado y a otros factores como la bajísima demografía de nuestro género en esos momentos, es muy exiguo y muy difícil de constatar.
En los primeros pasos de nuestra andadura visitaremos yacimientos que se han intentado adscribir en las cronologías antiguas que nos movemos, pero la comunidad científica en general los pone en duda. También otros yacimientos que si se han podido adscribir con seguridad a estas cronologías pero se pone en duda la presencia antrópica.
Los primeros argumentos de población homínina arcaica en nuestra tierra se dieron con registros fósiles encontrados en terrazas de ríos y litorales costeros, en los que se encontraban piezas líticas que algunos investigadores adscribían al modo 1 u Olduvayense. Tomando como base estos registros líticos se construyeron hipótesis de trabajo en las que se defendían un poblamiento del territorio peninsular muy temprano. Son los llamados yacimientos de cantos tallados, y durante mucho tiempo fueron los únicos vestigios del poblamiento en el Pleistoceno Inferior en nuestra tierra. Estos yacimientos siempre fueron objeto de polémica entre la comunidad científica, no reconociéndolos una gran parte de ella. Los motivos de la polémica eran sólidos, y a la luz de los actuales métodos de datación cronológica, incuestionables. Las críticas iban en dirección a la poca fiabilidad de las unidades estratigráficas a las que se adscribían estos restos líticos, ya que en la mayoría de los casos estaban removidas o simplemente ni si quiera existían.
Hoy en día, para que un registro fósil se tome en consideración debe estar ligado a una secuencia estratigráfica bien definida, y la gran mayoría de estos registros líticos no la tienen. Los que podían defenderse con una secuencia estratigráfica definida recibían críticas sobre la acción antrópica que tenían los elementos líticos, argumentándose que se confundían procesos de talla antrópica con procesos de origen natural, en los que los cantos habían sufrido fracturas que nada tenían que ver con la acción de los homíninos. Como estos yacimientos solo se apoyaban en la industria lítica, ya que no poseían fósiles antrópicos, su destino fue el de ser ignorados por la comunidad científica. Mediante nuevos métodos de datación se pudo comprobar que la mayoría de estos yacimientos pertenecían a cronologías posteriores, como por ejemplo los yacimientos en terraza del Bajo Guadalquivir, con industria del Pleistoceno Medio, o el caso del yacimiento de El Aculadero (El Puerto de Santa María, Cádiz) con industrias del modo 3 o Musteriense, adscritas al Paleolítico Medio.

 El famoso fragmento encontrado en Venta Micena que se atribuyó a un hominino. 

Otros yacimientos no fueron cuestionados por su secuencia estratigráfica, pero sí se cuestionaron la veracidad de la acción antrópica en su registro fósil. El paradigma por excelencia de este tipo de yacimientos es Venta Micena (Orce, Granada) y su célebre Cráneo de Orce. El yacimiento comenzó a ser excavado en los años 80 por J. Gibert y J. Agustí entre otros. En 1982 se realiza el gran descubrimiento del yacimiento, lo que parecía ser una calota de niño. Este descubrimiento confirmaba la presencia de homíninos en la península en cronologías mayores a 1 Ma B.P. Tras distintos análisis se comprobó que el fósil en realidad era posiblemente de équido (actualmente se piensa que es de una hembra de rumiante), y la comunidad científica da la espalda al yacimiento y a sus investigadores, poniéndose en duda incluso la industria lítica que se había encontrado. Actualmente el yacimiento se define como paleontológico solamente, aunque otros yacimientos de la zona han confirmado la presencia homínina en las mismas cronologías, haciéndole justicia a los trabajos de Gibert.
A estas alturas del artículo concluimos la primera parte del viaje entre yacimientos y registros fósiles dudosos y cuestionados, para comenzar un paseo por los pocos yacimientos que acepta la comunidad científica como veraces y que están reconstruyendo actualmente la Historia más primitiva de nuestro pasado.
El paseo comienza por la burgalesa Sierra de Atapuerca (tiene tal riqueza este conjunto arqueológico que merecería un artículo a parte), donde dos de sus yacimientos aportan una gran cantidad de información sobre nuestros primeros pobladores: Trinchera Dolina y Trinchera Elefante. Estos yacimientos están coordinados por investigadores de la talla de Eudald Carbonell o Juan Luís Arsuaga.

 Campaña de excavación de 2010 en Trinchera Dolina

Trinchera Dolina, también llamado Gran Dolina, fue el primer yacimiento de la Península Ibérica en aportar restos de homíninos del Pleistoceno Inferior, es decir, anteriores a 780.000 B.P. Los restos aparecieron en el estrato TD6 o, como fue llamado, Estrato Aurora. Aparecieron abundantes restos antrópicos de varios individuos infantiles. Por métodos de datación como la bioestratigrafía o el paleomagnetismo se comprobó que los restos eran anteriores al 780.000, cuando se establece el último cambio de polaridad de la Tierra. Estos restos aparecieron en 1994 y fueron tan ricos en cantidad y calidad que permitieron establecer una nueva especie, el Homo antecessorque en la escala evolutiva se estableció como un homínino del grupo erectus en su variante europea. Los hallazgos en Trinchera Dolina revolucionaron el paradigma imperante que defendía que el poblamiento europeo no se dio hasta el Pleistoceno Medio. Además, aunque se hayan encontrado restos más antiguos posteriormente, siguen siendo de una importancia vital, ya que rellenan un vacío de información que va desde los restos encontrados en cronologías superiores al millón de años, hasta los restos de homíninos del Pleistoceno Medio.
Trinchera Elefante es el yacimiento de la Sierra de Atapuerca con la cronología más antigua. En el estrato llamado ‹‹unidad roja inferior›› se han encontrado restos de fauna del Pleistoceno Inferior, más antigua que la de TD6, con restos de un roedor (Allaphaiomys), que es indicador de cronologías superiores al millón de años. También se ha encontrado un gran conjunto de industria lítica asociada a esta fauna. El descubrimiento estrella de Trinchera Dolina se dio en 2007, cuando se encontró una mandíbula de homínino que conservaba varios dientes. La mandíbula se dató en 1,2 Ma B.P., y vino a confirmar que el poblamiento de Europa Occidental, y por lo tanto el de la Península ibérica, se había llevado a cabo hace más de un millon de años. Fue otro descubrimiento que revolucionó a la comunidad científica y sus paradigmas establecidos.
Después de este recorrido por los dos enclaves que aportan información sobre los primeros pobladores en la Sierra de Atapuerca, daremos un salto de gigante en la geografía peninsular para llegar hasta el otro conjunto arqueológico que nos aporta información veraz y contrastada sobre las primeras huellas de nuestros ancestros. Nada más y nada menos que un viejo conocido que, con el paso del tiempo, ha confirmado su importancia arqueológica: los yacimientos de Orce (Granada); exactamente Fuente Nueva 3 y Barranco León 5, ambos excavados por un equipo dirigido y coordinado por Bienvenido Martínez y Robert Sala.
Estos yacimientos se encuentran en una cuenca endorreica que formaba un paleolago en el Pleistoceno Inferior. En otros yacimientos de la zona, como Venta Micena, ya se había encontrado restos de fauna asociada a estas cronologías, pero solo en estos dos yacimientos se puede constatar una presencia humana.
En Fuente Nueva 3 no se han encontrado aún restos antrópicos, pero la cantidad de industria lítica del modo 1 u Olduvayense es gigantesca. Toda esta industria se ha encontrado asociada a distintos restos de megafauna que han permitido a los investigadores resolver muchas dudas sobre el comportamiento de los primeros pobladores de nuestra tierra, aunque no se hayan encontrado restos de ellos. Por ejemplo, una aportación muy importante que ha dado la investigación de este yacimiento son las conclusiones sobre el comportamiento de subsistencia de estos homíninos, que confirman que eran carroñeros y no cazadores aún. Este yacimiento se ha datado mediante métodos de paleomagnetismo y se barajan cronologías entre 1,3 y 1,5 Ma, siendo actualmente las más antiguas del territorio peninsular, y de Europa.


Diente de hominino datado en 1,4 Ma. encontrado en Barranco León 5 (Orce, Granada).  

Por último, en Barranco León 5 se ha encontrado una fauna similiar a la de su yacimiento hermano. La industria lítica en este yacimiento también aparece asociada a esta fauna, aunque en Barranco la industria es aún más numerosa, llegándose a identificar lo que posiblemente son zonas de talla. El gran descubrimiento del conjunto de yacimientos de Orce se dio en este yacimiento: un fragmento de lo que parecía ser un diente humano apareció en la campaña de excavaciones de 2002. El tema se trató con respeto y se le hicieron muchas pruebas para confirmar que el diente era de homínino. Finalmente, en 2013 se dio a conocer el descubrimiento como el resto de homínino más antiguo de Europa, ya que el diente se había datado y las cronologías daban una antigüedad de 1,4 Ma. Finalmente se confirmó el poblamiento temprano de las tierras de Orce, aunque los restos son demasiado escasos para establecer la especie de homínino a la que perteneció.
Ante todas estas pruebas bien contrastadas podemos confirmar que nuestros primeros pobladores hicieron su aparición, como mínimo, hace 1,4 millones de años. En conclusión, tras los hallazgos en Dmanisi con una cronología de 1,8 Ma, con los que se confirmó una salida temprana del género Homo de África, los hallazgos en la Península Ibérica han confirmado que el poblamiento de nuestro continente ya era efectivo 400.000 años después de la salida de los primeros homíninos del continente africano, siendo, posiblemente, estos primeros pobladores peninsulares los mismos homíninos que comenzaron la emigración desde sus tierras africanas.
Bibliografía|
AGUIRRE, E., “Orígenes del poblamiento en la Península Ibérica” en MOURE ROMANILLO (Ed.): “El Hombre Fósil”, 80 AÑOS después, pp. 127-151, Santander: Universidad de Cantabria, 1996.
CARBONELL, E. ET ALL., “The TD6 level lithic industry fron Gran Dolina, Atapuerca (Burgos, Spain). Production and use”, en BERMÚDEZ DE CASTRO, J.M.; ARSUAGA, J.L. Y CARBONELL, E., (Eds.), pp. 653-693, 1999.
CARBONELL, E.,  ”Homínidos. Primeras ocupaciones de los continentesBarcelona: Ariel, 2005.
GAMBLE, C., “El poblamiento paleolítico de EuropaBarcelona: Crítica, 1990.
GAMBLE, C., “Las sociedades paleolíticas de EuropaBarcelona: Ariel, 2001.
GARCÍA SÁNCHEZ, E., “Las primeras ocupaciones humanas en la Península Ibérica: una visión de síntesis”, Zephyrus, pp. 19-59, Salamanca: Universidad de Salamanca, 2002.
GARCÍA SÁNCHEZ, E., “El poblamiento de Europa en torno al límite Matuyama/Brunhes: su origen y significado en la evolución humana”, Trabajos de Prehistoria, pp. 46-68, 2006.



No hay comentarios: